17.1.11

Mi ventana Madrid-París


Madrid-París es un trayecto maravilloso. Y más aún si te toca ventana. A mi me encanta cuando me toca ventana sólo que no puedo pensar en salir. Espero hasta el último minuto, cuando la vejiga va a explotar, para pedir permiso. Esta vez tomé mis precauciones y fui al baño antes de sentarme; así pude disfrutar de mi ventana.
La costa y a lo lejos la montaña blanca. Los relieves en la distancia se difuminan y se transforman en grandes paisajes con vértebras que los cruzan. Un mapa verde y rojo y las columnas vertebrales que los atraviesan. A lo lejos, hélices blancas muy pequeñas -que de seguro son muy grandes- que me dicen que hay brisa allá abajo. Marrón, rojo, verde, azul, blanco. La vista me hace creer que veo el planeta desde el espacio. Sé que vi la curva de la Tierra o el sinfín. Las nubes cubren el mar y no sé si ellas envuelven mi océano, el que me arrastra todas las noches que hay luna llena. Siento el oleaje avasallador dentro de mí. Me espera el misterio y los brazos sin conocer.
Yo vengo de los mitos que la cultura me ha heredado. Vengo de los pies de Juana de Arco o de Atenea. Vengo, también, de la ciudad de las murallas. Del roce sudoroso de Caracas. Vengo de la mirada de mis ancestros y de la pluma de mi abuelo.
Vengo y sé que voy. Las palabras no se cansan de la página en blanco y mis manos son las nubes que cubren la letra, escribía en mi cuaderno cuando me percaté de que estábamos tocando tierra francesa.

1 comentario:

  1. "Siento el oleaje avasallador dentro de mi"... "Las palabras no se cansan de la página en blanco y mis manos son las nubes que cubren la letra"
    Bellas imágenes, Camila
    Tu prima Argelia

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