10.3.12

Estos rostros

Sevilla, España, 2011.


Cualquier máscara le va a un rostro desocupado
Rafael Cadenas.


Estos rostros
que visto en cada ciudad

que quiebro, coso,
tejo, rasgo, cocino, mastico,

Estos rostros
que me preguntan a toda hora
por nuestros traumas
por nuestra sombra

Estos rostros que
que me hurgan
de noche
de día

cuando la hora deja su arena

Estos rostros
no son míos


no.

7.3.12

Instantánea

Tigre, Buenos Aires. 2009


Hay una velocidad que no mide la rueda de la bicicleta

ni los pies

Hay un estarsequieto que el ciclista no tiene en su ruta

y que solo ve la cámara puesta al azar

Hay una velocidad que solo la coincidencia fija en su lente.

Pedrito





Cuando lo conocí me llamó mucho la atención que estuviera vestido de negro y tuviera una corbata blanca. Nunca había visto algo así y mucho menos en pleno verano. Para ser exactos: el día del solsticio de verano. Sus ojos eran muy expresivos pero su hablar, tímido. Me dijo que se llamaba Pedro y que todos lo conocían por Pedrito. No entendí el diminutivo porque se trataba de un ser muy grande. Nadie sabía de dónde venía. Sólo se sabía que había sido salvado antes de ser entregado a unos extraños cuando era aún muy pequeño.

Al conocernos intercambiamos un par de roces o caricias, todo intermediado por una distancia casi ilógica. Su mirada me hablaba, ¿qué decía? no lo sé pero yo sentía que era conmigo. Mi estadía fue muy breve así que sólo compartimos unos tres días. Me presentó a su amigo Tomás, a quien llamaban Tomasito (creo que en Saint Cugat hay una fascinación por los diminutivos). Su amigo, era algo pequeño y bastante escurridizo. En su tono siempre había un maullido de tristeza. Les tomé varias fotos porque los creí grandes tipos.
Pasaron tres semanas y volví a visitarlos. Estaba de regreso a su pueblo y ese encuentro era de las primeras cosas que tenía en agenda. Al llegar a la casa, me abrió la puerta su más fiel amigo: Rodolfo. Pedrito, al verme, movió su cola y dejó que la emoción pegara un brinco. “Que alegre se ha puesto al verte, Camila, te ha agarrado cariño”.

Si algún día tengo un perro, quiero que sea como Pedrito: mi amor canino de verano barcelonés.