24.5.11

Las libretas



Desde que soy pequeña tengo una obsesión por las libretas. Grandes, pequeñas, a rayas, sin rayas, con tapa dura, engrapadas, con espiral, cocidas, en cajitas, tipo acordeón.... He logrado tener una gran cantidad: ya sea que de que pequeña me las regalaban para 'colorear', o que de grande las comencé a comprar o que desde que los otros saben que me gustan, es el regalo fijo. A mí no me importa, nunca son suficientes.
Al principio me daba lástima usarlas. Digo, cuando tenía 8 años. Así como me daba lástima que se me acabara la caja de Ferrero Roche que mi tía Tamara siempre me regalaba en mis cumpleaños; los guardaba tanto y tan escondidos (en una gaveta dentro de mi closet, al fondo, debajo de la ropa) que cuando decidía comer uno, ya no estaban crocantes y toda la magia se había ido. Con las libretas era parecido: cuando decidía utilizar una que me habían dado hace tiempo (una especial: esas traídas de otras partes), la liga estaba vencida y no había manera de cerrarla.
La manía de guardar y no usar se acabó. Libreta que me regalan, libreta que comienzo. Chocolate que me regalan, chocolate que me como, o comparto. Pero el nuevo hábito 'usar y guardar' trajo otro problema: tengo tantas libretas comenzadas que no sé donde escribí qué o dónde escribir qué. He intentado corregir esta 'falla en el sistema' pero se me hace difícil: hay una imposibilidad irresoluble en llevar un diario, un cuaderno de viaje y una libreta pequeña al mismo tiempo. El diario y el cuaderno de viaje son muy grandes para cargarlos siempre conmigo, entonces queda la libreta pequeña (que no siempre es la misma, por supuesto). ¿Qué sucede? Escribo todo en la libreta pequeña y luego no queda nada para el diario o para el cuaderno de viaje. Al mismo tiempo, como la libreta es pequeña, se acaba rápido. Entonces compro otra (o tomo una de mi colección), en la que continúo lo que empecé en la anterior y así tengo una antología de libretas pequeñas llenas y un diario y cuaderno de viaje vacíos.
Me pregunto: ¿cómo hacen los escritores de verdad? Los reales, digo. ¿Tienen un solo cuaderno que lo llevan consigo aunque esté muy pensado? [aquí iba 'pesado', y me di cuenta del error al corregir la entrada antes de publicarla pero.... ¿será qué es eso? Que como está muy 'pensado' me da miedo cargarlo conmigo?] ¿O es que se olvidan de eso de 'diario' y 'cuaderno de viaje' y sólo andan con pequeñas libretas que quepan en los bolsillos? ¿O es que en la libreta escriben el borrador de lo que luego escribirán en el diario? Entonces el diario no es 'genuino' sino una versión más elaborada de la libreta de anotaciones rápidas?
No tengo las respuestas y no creo que existan. Lo que sí sé es que ser escritor es algo mucho más complejo de lo que se piensa (yo ni siquiera sé qué es eso). Lo importante es que haya superficie donde soltar la idea, la palabra asida, el verso intruso (pero bienvenido). La metáfora llega rápida, ágil, incluso a veces guindando de la cuerda. Nos pide que corramos, que saltemos para alcanzarla. Pero otras veces nos pide reposo, silencio de grillos y un jardín donde podamos ser malabaristas de la memoria.

2 comentarios:

  1. Hola, también soy "adicto" a las libretas de notas... huelen mejor que un blackberry, verdad? y son más practicas para atrapar rápidamente esos pensamientos que llegan en un instante y que quizá no vuelvan, mejor escribirlos. Compré mi primera Moleskine en Praga el año pasado, y tardé un buen rato en empezar a escribirla...
    Saludos

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  2. Hola, M@rcelo, pues sí, hay algo que las libretas tienen que el BB no, así como hay algo que el BB tiene y las libretas no. Para las anotaciones, me quedo con la libreta o el papel en general. Exigen que uno piense un poco más lo que escribe y aunque eso no nos salve de escribir tonterías, al menos nos permite tacharlo y luego releerlo para decirnos a nosotros mismos "cómo fue que pude escribir eso?".
    Saludos!

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